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Agosto del 2013
13 millones de empleados de restaurantes de comida rápida, llamados a la huelga
Los trabajadores del sector de restaurantes de comida rápida en
Estados Unidos comenzarán este jueves una huelga reclamando un aumento
del salario, ya que quieren pasar a cobrar 15 dólares la hora en vez de 8,94 dólares que están ganando actualmente.
Empleados de McDonald's Corp, Wendy's Restaurants LLC, Burger King
Worldwide Inc y otros restaurantes de comida rápida han informado de que
interrumpirán sus tareas en 50 ciudades del país estadounidense.
Además, han anunciado que quieren formar sindicatos y negociar salarios más altos
con sus empleadores sin enfrentar represalias de franquicias o casas
centrales. El salario promedio actualmente de trabajadores de las
cadenas de comida rápida más conocidas es de 8,94 dólares la hora.
Un organizador comunitario de Saint Louis, Martin Rafanan, ha dicho
que los empleados de McDonald's y Wendy's de esa zona cobran el salario
mínimo, 7,35 dólares la hora de trabajo.
"Si se paga 7,35 la hora y se emplea a alguien por 20 ó 25 horas a la semana, ese trabajador está llevando a casa unos 10.000 dólares por año. No se puede vivir con eso", declara Rafanan.
La Asociación Nacional de Restaurantes de Estados Unidos ha informado en un comunicado que, "el sector da trabajo a 13 millones de estadounidenses y que las negociaciones sobre salarios deberían basarse en hechos".
"Solo el 5% de los empleados de restaurantes ganan el salario mínimo
y son predominantemente trabajadores de media jornada donde la mitad de
ellos son adolescentes", ha declarado el vicepresidente ejecutivo de
asuntos de política y gubernamentales de la asociación, Scott DeFife.
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Publicado por Agencias el 29 de Agosto, 2013, 21:20
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Cuando la comida no está hecha
Cuando una comida no está hecha se sabe.
Cuando alguno de los ingredientes no está en buen estado o no está bien
cocinado, se sabe, y además tiene consecuencias nefastas para el
resultado global de la receta.
Una historia, como un plato puede
resultar atractivo por su presentación, por su autor, por el lugar donde
a uno lo enamora o donde a uno se lo sirven en bandeja. Pero nada de
eso completará el círculo si el contenido, si los ingredientes no están
bien cocinados o si falta alguno de ellos.
Cuando leemos una historia que no está
bien trazada, que no está bien estructurada, es algo que, de alguna
manera no escapa a quien está acostumbrado a pensar historias. Cuando
uno piensa en cómo lo habría hecho en lugar del autor,
es fácil llegar hasta la misma zanja donde tropezó su autor, pero si el
autor tropezó, cabe preguntarse por qué fue suficiente para él con
levantarse y seguir su camino como si no hubiera pasado nada; ¿por qué
no arregló la zanja?. Cuando uno está solando y detecta una zanja en el
suelo con la que, quienes lo transiten pueden tropezar, lo natural es
arreglar el problema, tapar, sellar la zanja y seguir poniendo las
baldosas del camino que otros habrán de recorrer.
Antes de dar por concluida la narración
de una historia, conviene repasar la receta, probar el punto de sal, (y
corregir si es necesario), dejar reposar y presentar de forma atractiva.
Sería realmente chocante encontrar
salada una receta a la que no le hemos puesto sal, como lo sería
encontrar en su punto una pasta que no ha sido cocida, como lo sería,
más aún si cabe, encontrarnos en el plato un ingrediente que no hemos
incluido en la receta. Del mismo modo un autor, antes de dar por
terminada una historia debe comprobar una serie de puntos en la
estructura que respalden un mínimo de credibilidad y coherencia, no
permitiendo cabos sueltos que le sirvan al lector de látigo contra el
autor. Debe vigilar que la historia sea un todo, que cada personaje
tenga su principio y su final; que cada situación quede resuelta o
encarrilada; que cada causa tenga su efecto, y cada efecto su causa; que
cada teoría tenga su comprobación; que cada incógnita quede resuelta o
al menos sospechada o sugerida.
Quizás, la palabra FIN debería ser la que requiriese el mayor esfuerzo al escribir una historia.
Un
autor no debería permitirse que ningún lector pueda decir que su comida
no está hecha o está mal hecha. Sus letras son su carné de identidad, su
tarjeta de presentación.
Víctor J. Sanz
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Publicado por victorjsanz el 26 de Agosto, 2013, 23:05
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Mallorca. El hotel de los 33 becarios
El hallazgo la semana pasada de que
en un solo hotel familiar de cuatro estrellas de Calvià (Mallorca) más de un
tercio de la plantilla eran becarios ha desatado un tsunami en Baleares sobre
el papel de los contratos en prácticas. La polémica, en este caso, no se
refiere a las condiciones de los 33 estudiantes, que procedían de escuelas de
hostelería europeas y se ajustaban a los horarios. Sino a la filosofía que esto
esconde: sustituir los asalariados de la hostelería por mano de obra low cost
con la excusa de la formación. El sindicato CC OO investiga otros 50 casos en
Mallorca.
Un experimentado inspector de
Trabajo de Baleares relata bajo anonimato las carencias del sistema de control.
“Nos tienen haciendo inspecciones a chiringuitos, hamaqueros y mercadillos, en
lugar de ir a por los hoteles, donde son muy comunes las medias jornadas
ficticias”, sentencia este funcionario que asegura que “nunca” ha recibido
instrucciones políticas.
Los sindicatos reclaman a Empleo
más efectivos para combatir el fraude. Sostienen que los 34 inspectores y 23
subinspectores, que en el primer semestre del año afloraron 426 empleos
irregulares en Baleares, resultan “insuficientes”. “El problema es que algunos
se van de vacaciones en agosto”, se queja Manuel Pelarda, de UGT. Su sindicato
alertó el pasado año del caso de un hotel de cinco estrellas en Pollensa que
acogía a 14 “falsos becarios”, aprendices rumanos, que cobraban 350 euros por
extenuantes jornadas.
- Servir
mesas 12 horas al días por un salario de 500 euros
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Publicado por Am@ el 25 de Agosto, 2013, 12:06
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