Fuente: www.loquesomos.org
CAMPAÑA EN DEFENSA DEL CONSUMO RESPONSABLE AGROECOLÓGICO,
LA SEGURIDAD Y LA SOBERANÍA ALIMENTARIA.
TRANSGÉNICOS, NO, NO Y YO. NI PRODUCIDOS, NI IMPORTADOS, NI CONSUMIDOS. PROHIBICIÓN TOTAL.
DÍA INTERNACIONAL DE LA ALIMENTACIÓN, 16 DE OCTUBRE DE 2011

La
sal es mucho más que un simple condimento que mejora el sabor de los
alimentos; también es más que un aditivo que evita su descomposición;
es, ante todo, la mejor fuente dietética de dos elementos
imprescindibles para el funcionamiento de nuestro organismo: el sodio y
el cloro que la componen.
La
sal común está compuesta por cloruro sódico, con un 60% de cloro y un
40% de sodio. Cada uno de estos elementos cumple funciones específicas.
Cloro.-
El organismo lo utiliza para formar el ácido clorhídrico que segrega el
estómago. Además forma parte de la sangre y de los líquidos orgánicos.
Sodio.-
Es un ingrediente muy importante de la sangre y del líquido
extracelular que baña a todas las células del organismo. Tiene la
propiedad de retener agua. La mayor parte de los efectos, tanto
beneficiosos como nocivos de la sal se deben a este metal llamado sodio.
El exceso de sal en la dieta es nocivo precisamente debido al sodio que
aporta.
Ventajas de la sal
-
Satisface
las necesidades de sodio.- Aporta el sodio necesario para el equilibrio
de los líquidos, el mantenimiento de la presión arterial, la regulación
del ritmo del músculo cardíaco y la transmisión de los impulsos
nerviosos.
-
Sabor.- Contribuye a hacer los alimentos más apetitosos.
-
Digestibilidad.- Por el cloro que aporta, aumenta la secreción de jugos y favorece la digestión.
-
Mejora la conservación.- Impide o dificulta la proliferación de bacterias que descomponen los alimentos.
Inconvenientes de la sal
Habituación.-
La sal disminuye la sensibilidad de las papilas gustativas. Cada vez se
requiere más cantidad para obtener la misma sensación de salado.
Hipertensión
arterial.- El consumo abundante de sal favorece un aumento de la
presión arterial, especialmente de la diastólica (la baja). Este efecto
aumenta con la edad. Sin embargo, el consumo de sal es únicamente uno de
los diversos factores que intervienen en la hipertensión, por ello la
simple reducción en la ingesta de sal, aunque es necesaria, no soluciona
por sí sola el problema.
Enfermedades
cardiovasculares.- En el estudio INTERSALT que se realizó a nivel
internacional para analizar los efectos de la sal, se vio que a mayor
consumo de sal, mayor probabilidad de morir a causa de un ictus
(accidente vascular o ataque cerebral). Posiblemente esto esté
relacionado con el hecho de que el exceso de sal hace más rígidas las
paredes de las arterias.
Enfermedades
del estómago.- El consumo de salazones y encurtidos (conservas en
vinagre) favorece la infección de la mucosa del estómago por la bacteria
helicobacter pylori. Esta es una de las causas de diversas enfermedades
del estómago como la gastritis atrófica, la úlcera gastroduodenal y el
cáncer.
Cáncer
de estómago.- La ingesta excesiva de sal se relaciona con el cáncer de
estómago, tanto en hombres como en mujeres. Además los nitratos sódicos
que se usan como aditivos en los alimentos elaborados, resultan tanto
más cancerígenos cuanta mayor sea la cantidad de sal presente en la
dieta.
Pérdida
de calcio.- La sal en exceso provoca un aumento en la cantidad de
calcio que se elimina con la orina y favorece la osteoporosis. Reducir
de forma importante la ingesta de sal equivale a tomar un comprimido de
calcio.
Cálculos
renales.- El aumento en la eliminación de calcio con la orina provocado
por el exceso de sal, resulta perjudicial para quienes padecen de
cálculos renales, que generalmente son de tipo cálcico.
Cuando la sal se convierte realmente en veneno
El
exceso de sodio que nos aporta la sal que habitualmente ingerimos con
los alimentos, debe ser eliminado con la orina. Cuando el organismo
pierde la capacidad de hacerlo y el sodio de la sal queda retenido en
nuestros tejidos, la sal se convierte en un auténtico veneno. Esto
ocurre en los siguientes casos, en los que el consumo de sal debe
reducirse al mínimo necesario:
-
Insuficiencia cardíaca (corazón cansado).
-
Insuficiencia renal causada por síndrome nefrítico u otras causas.
-
Cirrosis hepática.
Necesidades de sal
Las
necesidades mínimas diarias de sodio son de unos 500 mg. que equivalen a
1,25 gramos de sal (la que cabe en la punta de una cucharilla) y quedan
suficientemente cubiertas con la sal que contienen los alimentos en su
estado natural, sin necesidad de añadirles nada de sal común. En la
dieta occidental promedio, el consumo de sal es de 10 gramos por persona
al día (9,8 gramos en España), el doble de lo que la Organización
Mundial de la Salud considera el máximo recomendable y ocho veces más de
la necesidad mínima diaria para un adulto.
|
Sodio (mg)
|
Equivalente en sal común (g)
|
Necesidades diarias para un adulto
|
500
|
1,25
|
Máximo recomendado
|
2.000
|
5
|
Consumo habitual
|
4.000
|
10
|
Quienes
realicen trabajo físico intenso, o bien vivan en climas cálidos,
necesitarán ingerir más sal, aproximadamente un gramo por cada hora que
hayan estado sudando. Teniendo en cuenta este dato, deberíamos tomar
algo más de sal en los días de mayor calor o alimentos más ricos en
sodio.
La
sal puede convertirse para algunas personas en una droga casi tan
peligrosa como el alcohol o el tabaco, debido a su capacidad para
producir habituación, así como por sus efectos nocivos para la salud.
Tipos de sal
Sal marina
Además
de cloruro sódico contiene pequeñas cantidades de sales de calcio,
potasio y magnesio y también una pequeña pero muy importante cantidad de
yodo. Estos minerales son muy beneficiosos y pueden compensar
parcialmente los efectos nocivos de un exceso de sodio.
Sal refinada
Es la que más se emplea pero la menos saludable.
Para
elaborarla se han eliminado de ella las sales de calcio, potasio y
magnesio que de forma natural contiene la sal marina y que causan su
apelmazamiento. De esta forma se facilita el manejo de la sal por parte
de la industria envasadora a costa de sacrificar los elementos que
pueden minimizar el efecto insano del sodio. Encima le añaden aditivos
para lograr que quede suelta y seca.
Sal yodada
Es
sal, generalmente refinada, a la que se le han añadido pequeñas
cantidades de yodo. El uso de yodo en la sal previene la aparición del
bocio que se caracteriza por un aumento de la tiroides lo que produce
una inflamación de la parte anterior del cuello. El yodo es
especialmente necesario en el embarazo, la lactancia y la primera
infancia, épocas en las que no viene mal un suplemento a través de la
sal yodada. Para un adulto, con una alimentación rica en pescado y el
consumo con cierta frecuencia de algas, así como el uso habitual de sal
marina, el aporte de yodo podría estar cubierto.
Alternativas a la sal
Para
reducir la ingesta de sal lo primero es educar el gusto y acostumbrarse
a un sabor salado menos intenso, de esta manera redescubriremos el
verdadero sabor de los alimentos.
Otras sales
Cloruro
y yoduro potásico. Tienen un sabor algo menos salado que el del cloruro
sódico. Se usan mezcladas con él, formando parte de las sales
dietéticas. Deben usarse con prudencia en caso de diabetes y de
insuficiencia renal, debido a que un exceso de potasio puede resultar
nocivo en estos casos.
Sal de hierbas
Contiene
una mezcla de sal común, otras sales y extractos de hierbas aromáticas.
Aportan la mitad de sodio, aproximadamente que la sal común, a igualdad
de peso. Su sabor es menos salado que el de la sal, pero más sabroso
merced a las hierbas aromáticas.
Condimentos saludables
Dan sabor y salud (limón, hierbas aromáticas, ajo, cebolla, etc.)
La sal oculta
Según
un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid, sólo el
20% de la sal que se consume en España es añadida por el consumidor
(salero o en el cocinado), el resto, lo que se conoce como “la sal
oculta”, procede de los alimentos procesados. Por lo tanto para
reducir la ingesta de sal es más efectivo consumir menos productos
procesados que reducir la cantidad de sal que se añade a los alimentos.
Lo
peor de la sal, ya no es el cloruro sódico en sí mismo, sino los
alimentos poco saludables a los que suele acompañar y que potencian sus
efectos nocivos: carnes curadas, embutidos, encurtidos, fritos,
productos refinados sin fibra, etc.
Como
muestra vemos el contenido de sal por cada 100 gramos de los productos
siguientes: snacks (gusanitos, patatas fritas, nachos, etc.) entre 2 y 3
gramos; embutidos entre 3 y 6 gramos; queso (dependerá de la curación)
entre 2 y 5 gramos; jugo de tomate envasado entre 1 y 1,25 gramos,
cereales de desayuno, entre 0,5 y 1 gramos.
El
Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad presentó el pasado
año un plan de acción para disminuir el consumo de sal entre la
población española que incluía medidas como la reducción del 20 por
ciento del contenido de sal en alimentos elaborados como embutidos,
derivados lácteos o bollería industrial.
El
objetivo de este plan es reducir de 9,8 a 5 gramos la media de sal
consumida a diario por cada español, ajuste que podría evitar cada año
20.000 accidentes cardiovasculares y 30.000 eventos cardíacos.
No
obstante, la entonces ministra Jiménez manifestó que el ministerio se
planteaba como "objetivo realista" la reducción de sólo un 14 por ciento
del consumo de sal de aquí a 2014. Para alcanzar estas metas, Sanidad
tiene que llegar a una serie de acuerdos con la industria alimentaria
para la reducción del contenido de sal en los productos elaborados.
Ya
en 2005 se puso en marcha un convenio firmado con el sector de
panadería con el objetivo de reducir desde los 22 gramos de sal por kg
de harina que se venían usando a 18 gramos por kilo, que al final se
logró reducir hasta 16,3 gramos de sal por kilo, lo que supone un 26,4%
menos y esto ocurrió sin que el consumidor se diera cuenta.
La sal y l@s niñ@s
Resulta
paradójico con qué alegría damos a nuestr@s hij@s una bolsa de
gusanitos, ganchitos o patatas fritas con un contenido de más de 3
gramos de sal por 100 de producto, por no hablar de aditivos químicos
(colorantes, conservantes, saborizantes), derivados del petróleo y demás
venenos. Es muy difícil sustraerles y sustraernos del bombardeo de la
publicidad que deja que la industria alimentaria se cebe especialmente
en los niños para crear clientes fieles de por vida, pero debemos tener
en cuenta que es cuando son pequeños cuando resulta más fácil educarles
desde el principio a reconocer los sabores naturales de los alimentos.
Como
decíamos en la primera parte de este artículo, el exceso de sal provoca
un aumento en la cantidad de calcio que se elimina con la orina por lo
que en una edad en la que el calcio juega un papel tan importante para
el crecimiento de los huesos y el desarrollo de la dentadura, no es
conveniente derrochar el calcio contenido en los alimentos.
La sal y l@s mayores
Por
el mismo motivo, la sal debe eliminarse casi en su totalidad de la
dieta de la gente mayor; una pérdida de calcio por exceso de sal
favorece altamente la osteoporosis.
La
hipertensión que afecta al 35% de la población en España, se eleva
hasta el 68% en mayores de 65 años, motivo suficiente para dejar que las
necesidades de sodio se cubran con el que aportan de manera natural los
alimentos.
Pero
no hay que esperar a ser mayor para reducir la sal porque las papilas
gustativas se van atrofiando con la edad y una bajada de sal repentina
llevaría a tener la sensación de que la comida no sabe a nada. Es mejor
estar acostumbrados a saborear cada alimento con sus características
propias.
Fuente: “Plantas y alimentos que curan – Gran Enciclopedia de Alimentos”.

Enlaces a la Campaña
La Garbancita ecológica
Asamblea Popular de Puente de Vallekas. Grupo de Medio Ambiente
Asamblea Popular de Villaverde
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