A propósito del
comentario que hace Alex en el blog sobre los alimentos y la tecnología, que ni estos se
libran de ser cada vez más tecnológicos, luego artificiales. La explicación
puede estar en que las grandes industrias alimentarias necesitan de manera constante
“crear valor” sobre sus
productos alimenticios para superar la competencia entre ellas.
Una
particularidad es que la investigación y desarrollo de alimentos tecnológicos
los financia la administración pública. Hace unos días tuve conocimiento de que
un total de nueve empresas y
otros once hospitales y
centros de investigación españoles se han aliado en un proyecto que busca conocer beneficios saludables de los
alimentos a través de investigación científica y métodos
innovadores reservados hasta ahora casi a la industria
farmacéutica. La iniciativa se llama Henufood y contará con una
inversión de 23,6 millones de euros, de los cuales casi un 44% procede de una subvención del Ministerio de Ciencia e
Innovación, con la cofinanciación de fondos tecnológicos
europeos Feder.
Xavier
Argenté,
consejero delegado de Gallina
Blanca Star, empresa que lidera el proyecto, explica con un
ejemplo el objetivo de la iniciativa:
“Yo sé que el
caldo de verduras es bueno
para mi salud pero no sé por qué. Sé que tiene unos beneficios
pero no están probados científicamente ni clínicamente. Queremos probarlos,
saber si existen unas propiedades y si existen oportunidades de mejorar los
productos sin perder el sabor de siempre”.
En la iniciativa
también participan Bicentury, Carinsa, Central Lechera Asturiana, Go Fruselva,
Probelte Pharma, Wild, la biotecnológica 2DBlackBio y la empresa de tecnologías
de la
información Ibermática.
Henufood ,
insisten sus promotores, se trata de una apuesta del sector alimentario por
encontrar alimentos con
beneficios para la
salud. Pretenden contribuir “a la prevención de los factores
de riesgo más comunes en las enfermedades crónicas”, en
concreto dirigidos a la diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedades
cardiovasculares, cáncer y enfermedades de los huesos.
Sólo que para
este camino no se necesitan estas alforjas. No me puedo creer que un directivo
de Gallina Blanca diga que no sabe por qué un caldo hecho con verduras es bueno
¿qué está vendiendo entonces? Sobre las propiedades de muchos alimentos y en
particular de hortalizas, verduras y frutas, de los vegetales, se han hecho
multitud de trabajos. Lo que tratanestas empressa -con dinero público, por
cierto- es de encontrar
nuevos mercados en las personas “preocupadas por su salud”
capaces de confiar su presupuesto a nuevos alimentos que vayan acompañados de
un marketing dirigido a hacernos creer que además de comida son medicamentos. Acabarán
ingiriendo pastillas de colores con sabor a caldo gallinablanca, eso sí “de la
abuela”, “receta casera”, “recién hecho en nuestra finca del pueblo”, etc.
Con respeto a que
en este proyecto participen hospitales me parece inadmisible que a los enfermos
que comen en un centro hospitalario no se les ofrezca comida ecológica sino
convencional. Ya hemos escrito otras veces a favor de que en
los comedores escolares la alimentación sea ecológica pues
cuando menos también en espacios donde se supone que las personas están
curándose.
Pero insisto yo
ahora, los alimentos desde que son alimentos son beneficiosos para nuestra
salud. Recuerden auqello de que somos
lo que comemos, “que tu alimento sea tu medicina” que decía el
médico griego Hipócrates.
Eso sí, no valen todos los alimentos, han de estar bien producidos, con
técnicas que respeten sus ciclos naturales, para que aporten todos los
nutrientes que sabemos que aportan, sin químicos tóxicos ni modificaciones
genéticas, etc. Ahora sólo los alimentos con certificado de ecológicos (y los
naturales que produzcan agricultores y ganaderos de confianza) pueden ofrecer
esos beneficios para la salud y la garantía de estar “limpios”. Los alimentos
convencionales, entre los que se encuentran los que ofrecen algunas de esas
marcas que ahora dicen investigar en esa línea, no sólo tienen menos nutrientes sino que
tienen la capacidad de enfermarnos.
Más nos vale que
las administraciones públicas subvencionen
la producción ecológica y fomenten su conocimiento y
contribuyan a que bajen algunos de sus precios que lo que necesitamos es volver
a alimentarnos, no sólo a comer; recuperar la calidad que tenían los alimentos
hasta que se decidió producir más, más rápido, más cosas con aspecto de comida.
* http://www.migueljara.com/
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