LA CSI INFORMA
Nace un comercio más humano
VEN A CONOCER LA CAMPAÑA
Exposición: Del 20 al 23 de febrero (10:00 a 13:00 h y de 16:00 a 20:00 h) – Mesa redonda: martes 21 de febrero. 18:30 h.
Con la participación de:
Maria Antonia Rubio Verde
(Comité de Solidaridad con América Latina de Gijón)
Aida Oceransky
(Presidenta de Solidaridad Internacional Asturias)
Martín Ayala
(COS-PACC Colombia)
Despacho CSI Edificio de Económicas
Campus del Cristo
Universidad de Oviedo del Principado de Asturias
Por la importancia del evento te pedimos lo comuniques a todos los miembros de tu libreta de direcciones (E-mail) ¡¡¡PÁSal@!!!
Más información: Julio Santiago Gómez (686 504 681- 985 104 962)
La campaña de Solidaridad Internacional “nace un comercio más humano“, muestra las consecuencias extraídas del estudio de dos casos de comercio internacional que desvelan las relaciones existentes entre la producción de bienes para el mercado y su influencia en el desarrollo humano de las personas que trabajan en su producción. “nace un comercio más humano“ busca el compromiso activo y solidario de la ciudadanía hacia formas de comercio que favorezcan el desarrollo humano sostenible.
DOS FORMAS DE COMERCIO:
El actual orden mundial está marcado por la globalización, un proceso en expansión en el que el movimiento de mercancías y servicios de un extremo a otro del planeta tiene un papel protagonista. Sin embargo, en los albores del siglo XXI la mitad de los 6,000 millones de habitantes que pueblan el planeta vive con menos de dos dólares diarios, y una quinta parte dispone de menos de un dólar al día. El vínculo entre el comercio generador de riqueza y la pobreza humana, es cada vez más estrecho, ya que existe entre ambos una relación causa-efecto que puede tener dos sentidos: positivo o negativo.
En el año 2003 las exportaciones mundiales aumentaron un 4,5%. Sin embargo, este crecimiento económico no ha servido para mejorar las condiciones de vida de las personas que, en los países pobres, producen bienes para el mercado global.
¿Es posible que el comercio pueda ser una herramienta contra la pobreza? ¿En quién recae la responsabilidad? ¿Qué podemos hacer para que nazca un comercio más humano y sostenible?
La campaña de Solidaridad Internacional analiza las relaciones entre el comercio mundial y el desarrollo humano, revelando que hay dos formas de comercio:
En el comercio tradicional, mayoritario, prima la lógica neoliberal y no se tienen en cuenta las condiciones de vida de las personas, que se dedican a producir los bienes destinados al mercado global. Es un comercio insostenible desde el punto de vista humano, porque genera un reparto perverso y desequilibrado de la riqueza, acrecienta la precariedad laboral, empeora las condiciones de vida de las personas y del entorno y sólo sirve para el beneficio de unos pocos.
Algunas iniciativas de comercio alternativo, mucho menos extendidas, cuya lógica es la economía social y el bienestar de las personas, también producen bienes para la exportación. Es un comercio sostenible desde el punto de vista humano porque combate la pobreza, amplia el acceso a la salud y la educación, mejora las condiciones de vida de las personas y cuida el medio ambiente.
ESTUDIOS DE CASO
Esta es la conclusión que se deriva de sendas investigaciones realizadas por la Universidad Centroamericana de El Salvador y la Escuela Nacional Sindical de Colombia. En el primer caso, una estructura organizativa campesina se encarga de la producción, transformación y comercialización de anacardo orgánico que exporta a través de redes de comercio justo y orgánico. Aunque la exportación de este producto apenas supone 100.000 dólares anuales, se han encontrado unos parámetros de desarrollo humano –como salud, educación, sostenibilidad de los recursos o igualdad de género– superiores al resto del país.
En el segundo estudio, un gigante empresarial controla el cultivo y la exportación de flores colombianas al mundo entero, generando cerca de 700 millones de divisas anuales, a pesar de lo cual, las trabajadoras y trabajadores del sector tienen serias dificultades para la supervivencia.
Tanto el anacardo como las flores son productos agrícolas de los denominados “no tradicionales”. Ambos se producen en países en vías de desarrollo y se destinan a consumidores y consumidoras europeos y norteamericanos. Ambos son beneficiarios del denominado Sistema de Preferencias Generalizado que les otorga un acceso preferente al mercado europeo. Sin embargo los efectos sobre la población que se dedica a dichas actividades son muy diferentes.
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